domingo, 29 de enero de 2017

Trump no ha leído a Jonh Forbes Nash. Juego de Tronos contra la Teoría de Juegos


Hay quien recordara a Jonh Nash encarnado por Russell Crowe en la película “Una mente maravillosa”, pues bien, este eminente matemático fue premiado con el Nobel por la conocida como “teoría de Juegos”.

Simplificando y aplicando la misma a la negociación la podríamos definir como la técnica de toma de decisiones y acuerdos por la que la suma de beneficios de ambas partes es superior al beneficio que cada parte obtendría por separado si la negociación fuera un puro “uno gana, el otro pierde”.

Esto tiene muchísima relevancia y engarza con el reciente caso del “Muro de Trump” con su vecino Mejicano.

Y es que Trump y muchos de sus asesores parecen no haber leído ni aplicado la “teoría de juegos” y parecen decantarse por un “juego de Tronos” basado en el ánimo depredatorio, unilateral, y en el que parece importar más quedar por encima del otro que obtener el máximo beneficio, algo muy impropio viniendo de alguien que procede del mundo de los negocios.

Esta política a medio plazo le va a reportar claros beneficios a corto plazo, pero sin embargo tiene un corto recorrido en el medio o largo plazo y llevara aparejado algo que para la Unión Europea no tiene por qué ser malo como es el alineamiento de las naciones medianas y pequeñas en grandes bloques.

Y es que el éxito inicial cosechado por Trump se basa en que “el pez grande se come al chico “y no al revés, aunque solo sea por meras cuestiones morfológicas y este “matonismo” solo puede contrarrestarse del mismo modo que un grupo de hormigas mueve entre ellas algo mucho más pesado que la reunión de ellas mismas.

Por ello si la política de Trump, tal como hoy está planteada, va más allá de fijar en el inconsciente y en la hemeroteca el hecho de que es capaz de cumplir sus promesas, por más que algunas de ellas resulten un tiro en el pie del mantenimiento de Estados Unidos como supervivencia en el futuro, tal vez estemos asistiendo al progresivo aislacionismo de los Estados Unidos y la perdida de la preponderancia que como potencia mundial alcanzo tras el fin de la “Guerra Fría”.

Y es que, en el planteamiento inicial, que será el que determine el desarrollo futuro, está planteando las bases de su fracaso y con él el de los Estados Unidos como líder del mundo libre, lo que tampoco tiene que ser bueno pare el mundo occidental. Unos errores que podríamos resumir en:

1.- Ha cambiado “América para los americanos” por “Estados Unidos para los estadounidenses”. Esto que parece un simplismo no lo es porque su enfrentamiento con Méjico lo es con el resto del continente americano, que no debiera ser su enemigo sino su aliado estratégico y contrapunto frente al bloque asiático y el europeo. Sin América del Centro y del Sur, 500 millones de habitantes, Estados Unidos empieza a parecer una potencia media en el concierto de las naciones, en demografía y PIB.

2.- Eliminando el acuerdo de comercio Transpacífico ha anulado el ser quien marque las pautas por las cuales ha de desarrollarse el intercambio comercial, base de la preponderancia de su posición en el mundo, y ha dejado un espacio de poder e influencia que no será desaprovechado por China al igual que hizo Rusia en Ucrania y Oriente Medio cuando Obama desapareció de ese escenario.

3.- Su nueva “luna de miel” con Rusia solo beneficia a Putin, para nada a Estados Unidos. Rusia, salvo en lo militar y diplomático, no es actualmente una superpotencia y su resurgir ha venido dado del abandonismo de Obama. Pero lo contrario tampoco beneficia a Estados Unidos y sus aliados. Por un lado manda un mensaje confuso a los nuevos aliados americanos que fijan los límites del expansionismo ruso, la Europa del Este (Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Ucrania) y las Repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) e incluso otros de clara orbita accidental como son Finlandia, que liberados del protectorado ruso tras la caída del muro vuelven a mirar de reojo a una potencia que adopta decisiones unilaterales (anexión de Crimea) sin encontrar su contrapunto en la acción de Estados Unidos.

4.- Si sus actuales políticas de “matonismo” mercantil y de seguridad le este granjeado beneficio a corto, va a empujar a las naciones pequeñas y medianas, bloques, que unidos supongan un contrapunto económico y político, ¿y porque no también militar? a Estados Unidos.

Llegados a este punto Estados Unidos puede estar en camino de pasar de superpotencia a potencia media en un mundo de similares.

Si como dijo Richard Branson, fundador de Virgin, el comprar una aerolínea era el camino más corto para hacer millonario a quien era multimillonario, puede que Trump sea el camino más corto para llevar a Estados Unidos de superpotencia única a potencia regional. Lo cual no tiene por qué ser ni bueno ni malo, solo depende de cómo lo gestionemos.

 

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