jueves, 14 de enero de 2016

¡Viva Cartagena!


 

Para quien el desastre de la Logse haya dejado como huella el desconocimiento de la historia de España le recuerdo que el grito de ¡Viva Cartagena! nació del cantonalismo que se impuso, brevemente, durante la 1ª Republica española, y que llevo a disparates como que el Cantón de Cartagena le declaro la guerra a la localidad murciana de Lorca y mando a su escuadra a Alicante, Málaga, etc.
Este fenómeno no es nuevo en España y su mayor exponente fueron los reinos de Taifas que siguieron a la disolución del Califato cordobés.  Siglos más tarde el proceso se repitió con las sublevaciones de Andalucía, Cataluña y Portugal contra el poder de los Austrias teniendo éxito exclusivamente en el caso portugués.
Estos procesos  siempre han tenido su raíz en el mismo mal, el egoísmo y el caciquismo de unas aristocracias  y "trepas"(por nacimiento, dinero o filiación política) que pretendían llenar su ego y poder en su ámbito geográfico más cercano dada su incapacidad (la más de las veces por ausencia de aptitudes intelectuales y políticas) de hacerlo en el ámbito nacional.
Elementos  comunes a todos estos procesos han sido
-          La configuración de los “otros” como nuestros enemigos, unas veces fueron los “cristianos” otras Castilla, ahora España, pero siempre está presente la figura del enemigo exterior para aunar voluntades internas y acallar la disidencia.
-          La asunción en los promotores (personas, facciones o partidos) de la “voluntad popular”, que naturalmente siempre es única y la dictan ellos
-          Consecuencia de ello es la eliminación u ocultación de la discrepancia interior. No hay derecho a discrepar. Quien lo hace es “enemigo del pueblo” y por lo tanto debe elegir ente emigrar, callarse y obedecer, o ser eliminado. ¿Les suena?
-          La vulneración de la legalidad. Ellos siempre representan la “voluntad popular” y esta “voluntad” está por encima de la Ley ¿no les recuerda el derecho divino que decían tener emperadores y reyes? Ley que naturalmente van imponiendo, creando según las circunstancias y sus intereses quienes se atribuyen esa representación exclusiva de la “voluntad popular”.
-          La perpetuación de las élites. Este proceso que siempre se titula  “popular” sin embargo siempre está dirigido por aquellos que quieren preservar sus privilegios o pretenden alzarse con ellos por la sustitución de sus anteriores titulares. Se dicen “inventores” o “innovadores” de formas nuevas y se constituyen en imitadores del “quítate tú para ponerme yo” de tan rancio abolengo Ibérico.
-          Y no puede  faltar algo tan español como el “toreo de salón” y el “postureo”. Grandes proclamas del “sacrificio” en el que los líderes dicen estar dispuestos a incurrir “por el bien del pueblo”, los desafíos a la autoridad que saben no les llevaran mayores consecuencias. Lo de siempre mucho ruido para tan pocas nueces.  
Esto y nada más es lo que está hoy sucediendo dentro de España con el separatismo de algunos catalanes.  Conscientes de que iban a perder no ya el apoyo popular sino también la mayoría en el Parlamento autonómico si hubieran llegado a nuevas elecciones se han agrupado como los “náufragos de la Medusa” en busca de una salvación imposible que les llevara a devorarse entre ellos.
Por eso me hacía gracia la bravuconada del nuevo Presidente de la Generalidad catalana al decir que él no tenía nada que hablar nada con Rajoy porque “Rajoy es un Presidente en funciones”. Poco tiempo le resta para entender que como dijo Rajoy, la Presidencia del Gobierno puede estarlo pero no así el Estado.
Mientras tanto, y es de lamentar, causaran el daño que puedan. Nos perjudicaran a todos , pero lo peor es el ridículo y la pobre imagen de España que están trasladando dentro de nuestras fronteras y en el exterior.
Se ve que los “payasos” en política son el signo de los tiempos, y no exclusivo de los catalanes.


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