viernes, 26 de septiembre de 2014

1984 no esta tan lejos. El “Gran Hermano nacionalista” no descansa.


Se dice que George Orwell tenía en mente las dictaduras comunistas cuando escribió su obra 1984, pero me cabe duda si al igual Julio Verne con el submarino, el viaje a la luna y otros, no se estaba anticipando al futuro del nacionalismo, particularmente en España.

Los nacionalistas se han revelado como alumnos aventajados  de la ubicua “policía del Pensamiento”  e implantadores de la neo lengua en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.

Su última ocurrencia, a imagen de los guardianes de la revolución castristas, es la de los “100.000 voluntarios” (singular paralelismo con los 100.000 hijos de San Luís que restauraron el absolutismo de Fernando VII en España) que puerta a puerta van a testar el sentimiento nacional catalán de sus vecinos no sé si para marcar sus puertas con la sangre del cordero.

Este último zarpazo a la intimidad del domicilio, a las libertades individuales de pensamiento y expresión  debiera ser capaz de despertar el rebelde que todo ser humano guarda en su interior contra la opresión, el absolutismo y el totalitarismo con independencia de su sentimiento nacionalista más o menos acentuado, otra cosa sería abdicar de nuestra cualidad de ciudadano por la de súbdito, paso atrás que debíamos tener superado desde la Revolución Francesa.

Y esta rebeldía debe articularse desde el propio foco nacionalista, los militantes y afiliados de CiU, ERC, PNV, BNG … dado el silenciamiento de cuanto podamos decir u opinar los que no vivimos en las provincias catalanas, vascas, mallorquinas o gallegas pero que de igual manera sentimos desazón por la extensión de  esta derivación totalitaria.

Ejemplos como el artículo
, iniciativas como la Plataforma Cívica catalana, Foro de  Ermua y otros nos mantienen viva la esperanza. Pero mucho tenemos que soplar entre todos para que esta llama prenda y el ciudadano descubra que los metros de bandera nacionalista solo tratan de ocultar el totalitarismo al desnudo.

 

 

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