lunes, 30 de junio de 2014

El paradigma del juez estrella. El juez Castro juega a “ganar o ganar”


Anda estos días revuelto el patio judicial nacional a resultas del auto de imputación contra la Infanta Cristina y el recurso que al mismo ha planteado el fiscal Horrach ante la Audiencia de Palma de Mallorca.

El juez Castro ha planteado una de esas diabólicas situaciones en las que no importa cómo se resuelva él siempre va a ganar, y lo demás parece que le va al pairo.

Si la Audiencia rechaza el recurso resultara que siempre tuvo razón, si lo admiten y desimputan a la Infanta resultara que al Robín Hood de la justicia le han ganado el pulso los poderosos y no porque su auto sea un bodrio jurídico, más propio del tiempo de la inquisición que de un Estado de Derecho donde debe primar el principio de la presunción de inocencia.

Resulta llamativo que unos peritos de la Agencia Tributaria a los que él llamo nieguen que haya delito fiscal y el se empeñe en lo contrario. Si no iba a aceptar  su peritaje ¿para qué les pidió que emitieran su informe especializado? ¿Es que solo eran válidos si le daban la razón?

Me parece que el juez Castro no es perito en materia fiscal, sino carecería de razón el que hubiera llamado a los Inspectores de Hacienda por lo que debiera ajustarse al criterio de estos de que no existe delito fiscal, distinto es la falta administrativa que se sustanciaría en un acta de infracción y liquidación del importe no ingresado. Pues si es así, el juez Castro está actuando de manera contraria al derecho a sabiendas, y eso se llama prevaricación.

Por ello resulta aún más chulesco su desplante ante la fiscalía retándola a plantear una querella por prevaricación ante su proceder y el coro de los “progresistas” pidiendo que se reprenda al fiscal Horrach, pues si la Audiencia da la razón al fiscal esa posibilidad no sería tan descabellada, lástima que a la abogada de “Manos Limpias” solo le guste tomar cafelitos y compartir confidencias con el juez Castro. Recuerde señor juez, entre otras cosas,  que no solo hay que ser imparcial sino tambien parecerlo.

 

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